Buenas genteeee ^^
Nada, solo quería daros las gracias a todos por hacer de este pequeño blog algo viable, la verdad es que estamos teniendo resultados que no nos esperábamos ;) Tampoco es que tengamos una masa de correos impresionante, pero, joder, para llevar abierto 48 horas... Y bueno, también quería deciros un par de cositas =)
Como ha dicho Miguel en la anterior entrada, vamos a ampliar los tipos de textos, a ver si así se anima más gente a participar. Yo estoy preparando ya mi primera entrada peronal en el blog sobre una crítica, a ver si os gusta xD Y Miguel está preparando un ensayo para una opinión (no tengo ni idea de sobre qué va a ir, palabra xD). Así que nada, si queréis enviarnos este tipos de cosas, como en vuestra casa :P
Y lo segundo que quiero decir, es que esta entrada es la introducción de una historia la cual tiene blog propio. Personalmente, me ha encantado, os animo a que os paséis por su página: http://www.libroforeveryoung.blogspot.com/
Y nada más que decir. ¡Que lo disfrutéis!
Admin.: David
Forever Young. 20 de agosto de 2010
Este día no era insignificante para nadie. Y mucho menos para ella.
Ka miraba al suelo de un vagón de metro, pensando como podía haber llegado hasta tal punto. No lo entendía después de tanto tiempo.
Suspiró tres o cuatro veces mientra su pie derecho daba pequeños golpes constantes contra el suelo. Estaba nerviosa, muy nerviosa.
Miró el reloj: las diez y veinte de la noche.
Hace un año, tendría que haber estado ya en casa. Ahora, todo daba igual.
Miró alrededor, y descubrió que una señora la estaba mirando. Ka la devolvió una mirada de odio y se tapó con la capucha de su sudadera verde de los "Boston Celtis". Llevaba la misma ropa que ayer, y que antes de ayer. La gente se daba cuenta de las pocas veces que se cambiaba, pero eso a ella la daba igual, quien se atreviera a mirarla o decirla algo acababa mal.
Al escuchar la voz de la mujer que anunciaba la siguiente estación, Ka fue la primera y la única en levantarse y bajar.
"Como siempre." pensó.
Aquella estación olía a la soledad que tantas veces sintió. Alejada de la ciudad, daba a un puente, cerca de un bosque. Pero al estar a las afueras, nadie habitaba allí y por lo tanto, la única que visitaba aquella estación casi siempre era ella.
Ka subió deprisa las escaleras del metro. Metió de nuevo el tiket del metro por las dichosas máquinas de seguridad para que nadie se escape sin pagar.
Cuando por fin respiró el aire de afuera, los ojos se le humedecieron. Hacía el mismo frío que hacía un año exactamente. Y el cielo estaba igual de nublado.
Como habían cambiado las cosas en tan solo doce meses...
Se encogió en su sudadera y empezó a caminar todo recto, hasta llegar a su destino.
Una parte de Ka se estremeció al ver aquel puente que tantas veces visitó, siempre sola y por un solo motivo: recordar. Recordar, que le hacía daño, pero también más fuerte, o al menos, eso pensaba ella.
Ka se sentó en el suelo del puente, con las piernas colgando a un vacío de tres metros que acababan en un río lleno de rocas. Era muy triste aquella imagen. Lo que un día fue hermoso, acaba por consumirse.
Miró al cielo cuando sintió la primera gota de lluvia, y se caló de agua en tal solo un minuto, cuando desató una fuerte tormenta. Pero a Ka le dio igual. Permaneció inmóvil allí, dejando que la lluvia azotara su cara, congenlándola. Finalmente optó por ponerse la capucha de su sudadera.
Se sumió en sus recuerdos, los de hace exactamente un año, aquella noche que la dejó tan marcada... Ka se retiró el flequillo, empapadado, de la frente para tocarse su cicatriz. "¡Qué hijo de puta!" pensó. Y una lágrima resbaló por su mejilla. Pero Ka se la limpió rápidamente, no quería llorar. Ella era fuerte, solía decirse.
Se sacó de la sudadera un collar con forma de lágrima, echo con piedras de amatista, y lo alzó al cielo, para mirar a través de él la luna. Luna llena. Era preciosa, y muy sensual, pero a la vez muy oscura, fría, ocultando siempre una cara... La luna era preciosa, pero no por ello buena.
Finalmente se volvió a colgar su lágrima y a guardársela debajo de la sudadera. Luego miró al frente, desde donde se podía ver el río, seco, y se quedó recordando de nuevo...
Pasaron dos horas cuando algo se accionó. Un llanto sacó a Ka de su trance. Miró a ambos lados y se encontró a un chico.
Era bajito, con el pelo castaño y corto y los ojos muy oscuros, prácticamente negros. Aquel chico estaba llorando. Y estaba subido al pasamanos del puente, mirando hacia abajo, como si pretendiera tirarse. Tenía toda la pinta de ser un suicidio.
Ka se quedó alucinando. Pero en el fondo, no pudo evitar reír internamente.
-No lo hagas. Es de cobardes.- se la ocurrió decir.
El chico miró sorprendido a Ka. Llevaba allí más de un cuarto de hora y aquella chica no se había ni inmutado. Había pensado que simplemente le estaba ignorando, dispuesta a dejar que se tirase. Él había venido para eso. Había elegido aquel puente por lo solitario que solía estar siempre. También eligió la hora, las doce la noche, cuando prácticamente la gente ya está en sus casa y nadie podría verle y detenerle. Y menos llamándole cobarde.
-¿Y que más da que sea de cobardes? Es mi salvación...
La voz de aquel chico sonaba quebrada, con mocos, como cuando llevas llorando más de dos horas. La verdad, tenía un gran disgusto en el cuerpo. Pero Ka no sintió lástima alguna. Ella misma tenía sus problemas y no la apetecía escuchar tonterías de los demás.
-Te aseguro que ninguna razón es suficiente para quitarse la vida.
Él la miró indignado. ¿Qué coño sabía ella?
-He perdido a alguien muy importante, ¿sabes?
Ka se rió todavía más, pero no lo demostró. ¿Perder a alguien? ¿Una novia? ¿Su mejor amigo? Ella había perdido todo eso y más, de la peor forma posible hasta quedarse sola, y por ello no se iba a suicidar. Había que ser muy débil...
-La gente va y viene. Tú decides si quedarte.
El chico mira al cielo. Suspira. Prefiere no hablar del tema, y menos con una desconocida que parecía reírse de él.
Tras tres minutos de silencio:
-No lo harás.
-¿Y tú que sabes?
-Te hubieras tirado nada más venir. Tardas mucho. Si te lo piensas, de verdad sabes que no te merece la pena.
-Lo deseo.- dijo él con sinceridad.
-Pero te da miedo.
Él no quiso escuchar aquellas palabras. No le gustaba admitirlo.
-Me tiraré.
-No me quedaré aquí para verlo. Quizás mañana me pase por aquí, si te veo, sabré que tenía razón: ningún motivo es suficiente para quitarse del medio.
Ka se levantó, y le guiñó un ojo. No miró atrás para ver si aquel chico se había tirado o no. Directamente se fue de nuevo al metro, decepcionada por alguien que se suicida a la mínima de cambio.
Si supiera él lo que ella había pasado...
Escritora Te Hechizará.
4 comentarios:
Está bastante entretenido. Mi enhorabuena =). Lo único que veo que falla es el incesante "la" que aunque sea una chica, por ejemplo no puedes decir "la dije" debe ser "le dije". Tranquila a mí también me pasa.En Madrid somos laistas. Por lo demás muy bueno. Te pongo un Wonderfuloso. ;)
Muchas gracias ^^
Puff, ni te imaginas la de gente que me dice lo del laísmo, pero por más que repaso e intento corregir, me sigue saliendo sin querer.
Me alegro de que te guste.
Un beso.
No te preocupes. A todos nos pasa. Yo también tengo mis buenas faltas de cooncordancia. ;)
Dios, me encanta este texto. Sobretodo me ha gustado como es Ka. :)
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