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domingo, 1 de enero de 2012

Agorafobia

Bueno, bueno... lo primero que tengo que decir (por parte de los tres admin.) es... FELIZ AÑO NUEVO!!! Y no sé, lo tipico, que esperamos que este año sea mejor que el anterior, con risas, diversión, amor, felicidad, paz, la salida de la crisis y todas esas cosas...

Y nada, ayer no publicamos y antes de ayer tampoco, precisamente porque, al ser Nochevieja y Año nuevo, pensamos que la gente estaría con su deber (familia, amigos...), lógicamente, y no aquí leyendo xD.

Así que, bueno, hoy día dos de enero de este nuevo 2012, nos estrenamos con un breve relato sobre, como bien expresa el título, la agorafobia. Esperamos que os guste:):)

La autora tiene quince años y varios blogs; voy a nombrar un par de ellos. El principal, que es http://kirtashalina.blogspot.com, y otro de una novela que esta escribiendo, http://elbosquedelasdriades.blogspot.com

Y ahora... a leer!:D


Admin.: ClaryClaire






Agorafobia

 

Ignorando los gritos de mi madre, subí las escaleras a paso tranquilo y me vi reflejada en la cristalera que daba al jardín. Observé el perfil delgado de mi rostro y contemplé por entero la silueta de mi cabeza. Llevaba el cabello recogido en un alto pero descuidado moño, realzando la forma de mis pómulos, mis sienes y los rasgos de los ojos. Me daba la impresión de que aquel peinado me confería un aspecto de chica mayor; una yo con moño era como una universitaria, o algo así. Algo intelectual, algo con lo que pegaría unas gafas, una falda a cuadros y una camisa de niña bien.

Sin embargo, cuando estuve en el piso de arriba y alargué la mano para encender la luz del pasillo, vi mis dedos posados en el interruptor blanquecino y no pude evitar fijarme en mis uñas, pintadas con esmalte de color violeta intenso. No, decididamente no era mayor. Con detalles como ese me sentía muy niña, aunque obviamente eso no lo habría reconocido nunca. Tan sólo alguien que supiera leerme sería capaz de darse cuenta de eso, o tal vez no.

Pero, aunque no fuese adulta, me sentía completamente diferente. Tanto, que aun a pesar de haberme visto hacía dos segundos reflejada en el cristal de la escalera, tuve que ir al baño para examinarme en el espejo. Contemplé mi rostro y giré la cabeza en varias direcciones para estudiarme bien; no había nada fuera de lo normal. Estaba mi cabello castaño claro, mis ojos grises y mi piel ligeramente tostada; nada más.

Aunque me hallaba intranquila todavía, volví a mi habitación y me quité la chaqueta, dejándola sobre el respaldo de la silla. Después me libré de los mitones marrones y los lancé a la cama, pero estaba tan distraída mirando a la ventana que ambos golpearon en la cabecera y cayeron al suelo sin hacer ruido. Tras el cristal todo era completamente distinto a mi hogar. Mi casa podría describirse como limpia, ordenada y simétrica, estaba constituida por colores siempre o muy claros o muy oscuros, aunque predominaba el blanco; no había apenas elementos decorativos y era todo frío, calculado, como si cada mueble estuviese asignado a un lugar y jamás pudiera moverse de allí. En cambio, mirar por la ventana me devolvía a la realidad, me enseñaba que más allá de las impolutas alfombras y las paredes vírgenes había cielos azules, naranjas, rosados y rojos; árboles pardos, verdes, grises y blanquecinos; casas de piedra gris y de ladrillo rojo; calles empedradas y aceras húmedas por la lluvia. Todo destilaba vida, en cambio, mi casa parecía tan estéril e higiénica que se asemejaba más a un hospital o a un gran edificio de la persona más impersonal del mundo.

Apoyé las manos en el radiador y la mejilla en el cristal, sintiendo frío y calor al mismo tiempo. Después me dediqué a observar a las personas que pasaban por la calle, despreocupadas, ajenas a mí y a la facilidad que tenían para hablar de cosas sin importancia y reírse por nada, bien alto y con las mejillas hinchadas y los ojos brillando. Me pregunté por qué no podía yo, por qué no era capaz de salir de allí de una vez por todas, dejar atrás todo aquel orden perfecto que me daba dolor de cabeza y poder sumergirme en las profundidades desconocido, callejear por ahí sin prestar más atención que al viento helado que me arañase las mejillas, cubrirme la cabeza con un gorro de lana y protegerme el cuello con una bufanda, tarareando una canción mientras saboreo el frío con el paladar.

Después de imaginarme aquella utópica escena me acordé de que no era capaz de salir a la calle sin que me diera un ataque de pánico y noté un escalofrío que me ascendía por la espalda. Contemplé la posibilidad de volver a ponerme la chaqueta, pero llevaba ya varios minutos en la silla y habría perdido mi calor, así que al ponérmela sólo sentiría más frío. Me apreté contra el radiador y me abracé a mí misma.

Los gritos de mi madre ya se habían apagado hacía ratos, puede que horas atrás, pero su voz todavía resonaba en mi cabeza, chillando, recriminándome mi imprudencia. Sí, vale, había salido de casa sin permiso, sola y sin abrigo, por si fuera poco. No estaba loca, tal y como mi madre pensaba, simplemente me dio la impresión por un segundo de que era capaz de enfrentarme a mis miedos. Sin embargo, todavía no había puesto un pie en la acera cuando tuve que detenerme, chillando. Mi madre había venido a buscarme con un susto de muerte y prácticamente me llevó en brazos hasta el salón, porque yo casi no era capaz de ponerme en pie. Sabía que con aquel miedo no llegaba a ninguna parte, pero era algo tan irracional que no sabía cómo vencerlo.

Dejando de lado aquel tema, me quité los zapatos y me metí en la cama, mirando el techo blanco. Sentí el frío de las sábanas en las piernas a través de los ligeros pantalones, así que me doblé sobre mí misma para entrar en calor y cerré los ojos, dejando que la suave tela de la almohada me hiciera cosquillas en la mejilla hasta que Morfeo me llevó consigo.



 
Kirtashalina

2 comentarios:

Lorena Vilariño dijo...

Mi más grata y sincera enhorabuena. Muy bien narrado y un tema muy bien escogido. Tienes un adictivo ;)

Paula dijo...

Buafs, me ha encantado este texto. Es... asombroso, simplemente eso.
Ahora mismo me paso por el blog de la autora y me leo los capítulos publicados. :)